viernes, 27 de junio de 2008

Transgénicos

Para muchos pasa inadvertido el debate en determinados círculos académicos sobre las bondades o peligros de los alimentos transgénicos (organismos vivos creados artificialmente al manipularse sus genes). Al respecto, una de las grandes preguntas es: ¿pueden coexistir la biotecnología aplicada al agro (ingeniería genética) y la agricultura sostenible? Hay defensores de un lado y del otro. A favor de los transgénicos están funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), del Ministerio de Agricultura del Perú y del Mincetur. En contra figuran funcionarios del Ministerio del Medio Ambiente, autoridades sanitarias y organismos no gubernamentales como Greenpeace.
Los primeros sostienen que no hay nada que temer en cuanto a posibles enfermedades y alergias que podrían producirse –a partir de los transgénicos– en vegetales y humanos. Los segundos señalan que –con los transgénicos– estamos entrando a un proceso no exento de riesgos y problemas que atentarían contra la agricultura sostenible y los ecosistemas. Por cierto, mientras no se agoten los estudios y análisis de científicos reputados sobre las ventajas y desventajas de los transgénicos, ambas posiciones todavía estarán nadando –a ratos– en un mar de mitos e ignorancias.
Los transgénicos son organismos genéticamente modificados (OGM) con el objeto de transferir genes seleccionados de una especie a otra o dentro de la misma. Las técnicas de ingeniería genética consisten en aislar segmentos del ADN de un ser vivo para introducirlos en el material hereditario de otro. Muchos emplean estos conocimientos para producir más y mejores alimentos. Otros critican esta manipulación pues sostienen que detrás está el interés de transnacionales que sólo buscan lucrar, y para ello crean y venden nuevas semillas, incluso a costa de peligros sanitarios, ya que –como consecuencia de los genes manipulados de los alimentos– podrían surgir a futuro extrañas toxinas o nuevas proteínas que desencadenarían, por ejemplo, alergias.
Todo esto nos conduce a pensar en la seguridad alimentaria, pero sin dejar de ponderar la importancia de ser innovadores y competitivos en la agricultura o la ganadería, es decir, sin descartar del todo los avances de la biotecnología y sus aportes al éxito en el comercio internacional. De manera que este debate está dentro y fuera de nuestras fronteras. Así, mientras la FAO apoya una serie de proyectos en bioseguridad, y expone los beneficios de los transgénicos, muchas ONG ambientalistas se oponen a la amplia utilización de organismos modificados genéticamente (OMG) por temor a nuevas contaminaciones para los ecosistemas. Por eso creemos importante que se promueva el debate en torno a un tema fundamental que tiene que ver con la alimentación, a la vez con la salud, pero sobre todo con la vida en el planeta. Tengamos en cuenta que no debemos ser presas fáciles de los intereses de lucro; aunque tampoco cerrarnos a los adelantos científicos de la biotecnología.
Expreso, 25/06/2008

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