miércoles, 3 de septiembre de 2008

Juan de la Puente: El lobby de los transgénicos

En el Ministerio de Agricultura (MINAG) tienen razones para insultar a las ONG. Las abominan, entre otras cosas, porque representan acaso la última línea en la defensa de la agricultura y biodiversidad amenazada por los transgénicos. El MINAG ha sido cómplice del abandono peruano de los principios precautorios ante los transgénicos en la Conferencia del Protocolo de Bioseguridad de Cartagena, realizada en Alemania, en mayo pasado, de la mano de Alexander Grobman, asesor de la cartera de Agricultura y publicista de semillas transgénicas (dueño de tres empresas en ese rubro: Semillas Penta del Perú, Productora Agrícola del Campo e Integradores de Sistemas). La posición peruana hizo fracasar la Conferencia, de modo que la revisión de la legislación para proteger la biodiversidad frente a los organismos genéticamente modificados (OGM) se hará con suerte el 2010.
Luego del incidente, y con acierto, el Presidente resolvió convocar un debate nacional sobre los transgénicos, pero ni el Ministerio de Agricultura ni el del Ambiente se han interesado en él. Quienes no pierden tiempo son los lobistas que en junio se anotaron otro triunfo, el DL 1060 del Sistema Nacional de Innovación Agraria, del que se excluye a los ministerios de Salud y Ambiente y a los consumidores. Otro tanto se puede decir de los DL 1059 y 1080, que flexibilizan la entrada de plaguicidas y el uso de OGM en la agricultura, respectivamente. Se confirma así la alerta que lanzaron en el 2007 varias ONG de AL acerca de que la multinacional Monsanto preparaba el desembarco final de las semillas transgénicas en la región y que maniobraba en la elaboración de leyes, acuerdos con gobiernos y campañas mediáticas, cuyos frutos se empiezan a ver en la prensa peruana.
Monsanto arrastra un rosario de cuestionamientos. Fabricó el policloruro de bifenilo (piraleno), uno de los contaminantes más nocivos; el agente naranja, un defoliante usado en la guerra de Vietnam por el que tuvo que pagar US$ 16 millones de indemnización a los propios soldados de EEUU; y el veneno blanco, la hormona somatotropina BGH, que incrementa la producción de leche en las vacas, prohibida en Europa. Es acusada de producir la llamada Tecnología Terminador o Tecnología de Restricción del Uso Genético, aún bloqueada, que pone en el mercado semillas estériles, que no pueden ser reutilizadas, para obligar a los agricultores a comprar nuevas semillas para la siguiente siembra. En el Perú es una amenaza para el 90% de agricultores que guardan sus semillas para reutilizarlas. En la TV alemana se difundió este año "El mundo según Monsanto", de la cineasta Marie-Monique Robin, que cuenta la historia de este polémico gigante.
En tanto, el debate de los transgénicos está muerto. La posición de Antonio Brack ha sido hasta ahora testimonial y remolona. Brack, como pocos en el Perú, tiene la autoridad moral e institucional para liderar un debate serio alejado del lobby transgenista que ha empezado a cooptar parlamentarios, funcionarios y, por qué no, periodistas.
La República, 02/09/2008

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